Ciertamente, hoy quizás más que en el pasado, quienes somos chilenos y vivimos en Israel, judíos, no judíos, laicos o religiosos y que tenemos en común ambas culturas, vividas y aprendidas con alegrías y dificultades en ambos países, no podemos permanecre ya más tiempo desorganizados y silentes.
El denominador común que nos une, Chile e Israel, o si se quiere, Israel y Chile, nos pone la exigencia de un compromiso mayor. Organizarnos y activarnos para salvaguardar la relación de nuestros 2 pueblos. Somos israelí en todos los conceptos y gamas y tenemos lazos idisolubles con aquella tierra que dejamos atrás. Los afectos, las emociones sentidas otrora en el pasado en aquella patria lejana, son hoy las emociones y afectos que vivimos en nuestro querido país Israel. Dos modelos de lealtades que no cambian en los afectos y que nos obliga a dar algo más de nosotros mismo, aunque otros quisieran que aquella relación de hermandad de nuestro países y pueblos no existiera. Existe y está latente, tanto en Chile como en Israel. Está viva esa emoción y solamente debemos hacer que se escuche allí y acá.
Tantas cosas que no hicimos, no son obstáculo para tantas cosas que podemos hacer de aquí en más. Una grupo humano organizado, con objetivos y metas, puede hacer llegar su voz más allá de los mares y que se convierta en referente que frene o ayude a frenar aquellas embestidas odiosas que buscan quebrar la tradicional amistad de chilenos e israelíes.
Es tiempo de sacudirse las apatías. Es tiempo de emprendimiento en una causa noble como lo es estrechar las relaciones entre los pueblos. Ese cometido, si no lo activan, si no los anima a impulsarse más allá de la comodidad pasiva del observador sempieterno, será em mejor aliado del siempre activo enemigo de la división.
Tú chileno que vives en Israel, tienes la oportunidad de dejar ya, la invisibilidad e inacción que nos ha caracterizado como conglomerado. Es tiempo de plantarle cara a la desidia, es tiempo de dejar atrás la pasividad, es tiempo ya, para que seamos útiles a los dos países que nos unen, porque finalmente, los Estados son las personas que los forman y si estos no tienen visibilidad y voz, simplemente no existen.
Una sola cuestión a preguntarse, ¿Cuánto me he restado a que Chile e Israel no tengan mejores lazos y la integración sea más estrecha?
Chile e Israel nos necesitan...