Ninguna idea, y ésta por cierto no ha estado exenta, tiene dificultades para comenzar a dar los primeros pasos, incluso para definir el ámbito en que debe impulsarse. Como recordarán, en Chile a esto se le conoce como "rayar la cancha", y por tanto, había que rayarla en términos básicos entendibles a los destinatarios de la propuesta comunitaria que se lleva adelante. Debíamos comenzar por algo.
Ese "algo", aunque parezca sencillo, en este caso no lo es y verán porqué.
Se definió, que la comunidad tienen un elemento básico que es y debe ser común a todos sus integrantes, de otra forma, se desnaturaliza y no tiene razón de ser, es decir, que sus integrantes tienen en común a dos país que les unen. Chile, el país del cual emigraron siendo ciudadanos del mismo, e Israel, el país donde emigraron y se radicaron. Ese es el sello que los distingue, por decirlo de otra forma, es la "identidad bi-nacional" que los describe, "la huella digital" que los diferencia de otras comunidades en Israel, como la peruana, argentina, uruguaya, etc. No hay más que abundar en esto, es de suyo, inalterable.
Establecido lo anterior, ya es más fácil describir a quienes incluye, la respuesta no es otra que, A TODOS aquellos con la huella digital común en este caso, que constituye su identidad bi-nacional.
Chilenos judíos, chilenos judíos religiosos, chilenos judios laicos, chilenos no judíos, chilenos con o sin ciudadanía israelí, estos últimos, con residencia temporal o definitiva, y más aún aquellos que residen en Israel por causa de trabajo porque cursan estudios o ingresan a las IDF y su permanencia en israel, es transitoria. Ese es el ámbito que debe contener una comunidad, para definirse precisamente integradora.
Por lo tanto, el mensaje va destinado a todos ellos. Es cierto que habrá gente de otras nacionalidades, e incluso chilenos en Chile que les agradaría participar o sentirse parte, sin embargo, solamente eso será posible en el ámbito de la cooperación, el estímulo, sus parabienes y saludos, pero al carecer de la identidad bi-nacional, como es obvio, su pertenecia no es posible.
¿Y qué cabida hay para los izquierdistas, nacionalistas, derechistas, etc., etc.,? La respuesta es simple, aquellos que tengan la "identidad bi-nacional", no tienen impedimento alguno, toda vez que las ideas y confesión religiosa de sus componentes no sos excluye. Otra cosa muy diferente, es que esas cuestiones puedan ser planteadas internamente como comunidad con una voz común.
Ya ven entonces como van apareciendo los que se conoce como "objeciones", claro está, que estas si son debidamente explicadas desde el sentido cómún, el argumento no tiene quiebres.
Otras de aquellas objeciones expresada en comentarios informales, es por ejemplo aquella que expresan algunos en el sentido siguiente: "Yo me siento más israelí que chileno". Eso no es una objeción ni impedimento, ni menos puede ser un problema. Sentirse más chileno o más israelí es más bien un aporte que amalgamados ambos sentimientos, le dan un sello de mayor potencia a la integración comunitaria.
En cualquier caso y en términos prácticos, los objetivos generales que se busca inculcar tienen un presupuesto básico intransable, esto es, no puede ser modificado. Fortalecer las relaciones entre los dos Estados y entre sus ciudadanos, el mayor o menor énfasis que quiera conseguir en una comunidad, siempre estará detrminado por el sello que les une, Israel y Chile, o Chile e Israel.
Más objeciones de otra naturaleza, intentaremos resolverlas en otro post.
Ese "algo", aunque parezca sencillo, en este caso no lo es y verán porqué.
Se definió, que la comunidad tienen un elemento básico que es y debe ser común a todos sus integrantes, de otra forma, se desnaturaliza y no tiene razón de ser, es decir, que sus integrantes tienen en común a dos país que les unen. Chile, el país del cual emigraron siendo ciudadanos del mismo, e Israel, el país donde emigraron y se radicaron. Ese es el sello que los distingue, por decirlo de otra forma, es la "identidad bi-nacional" que los describe, "la huella digital" que los diferencia de otras comunidades en Israel, como la peruana, argentina, uruguaya, etc. No hay más que abundar en esto, es de suyo, inalterable.
Establecido lo anterior, ya es más fácil describir a quienes incluye, la respuesta no es otra que, A TODOS aquellos con la huella digital común en este caso, que constituye su identidad bi-nacional.
Chilenos judíos, chilenos judíos religiosos, chilenos judios laicos, chilenos no judíos, chilenos con o sin ciudadanía israelí, estos últimos, con residencia temporal o definitiva, y más aún aquellos que residen en Israel por causa de trabajo porque cursan estudios o ingresan a las IDF y su permanencia en israel, es transitoria. Ese es el ámbito que debe contener una comunidad, para definirse precisamente integradora.
Por lo tanto, el mensaje va destinado a todos ellos. Es cierto que habrá gente de otras nacionalidades, e incluso chilenos en Chile que les agradaría participar o sentirse parte, sin embargo, solamente eso será posible en el ámbito de la cooperación, el estímulo, sus parabienes y saludos, pero al carecer de la identidad bi-nacional, como es obvio, su pertenecia no es posible.
¿Y qué cabida hay para los izquierdistas, nacionalistas, derechistas, etc., etc.,? La respuesta es simple, aquellos que tengan la "identidad bi-nacional", no tienen impedimento alguno, toda vez que las ideas y confesión religiosa de sus componentes no sos excluye. Otra cosa muy diferente, es que esas cuestiones puedan ser planteadas internamente como comunidad con una voz común.
Ya ven entonces como van apareciendo los que se conoce como "objeciones", claro está, que estas si son debidamente explicadas desde el sentido cómún, el argumento no tiene quiebres.
Otras de aquellas objeciones expresada en comentarios informales, es por ejemplo aquella que expresan algunos en el sentido siguiente: "Yo me siento más israelí que chileno". Eso no es una objeción ni impedimento, ni menos puede ser un problema. Sentirse más chileno o más israelí es más bien un aporte que amalgamados ambos sentimientos, le dan un sello de mayor potencia a la integración comunitaria.
En cualquier caso y en términos prácticos, los objetivos generales que se busca inculcar tienen un presupuesto básico intransable, esto es, no puede ser modificado. Fortalecer las relaciones entre los dos Estados y entre sus ciudadanos, el mayor o menor énfasis que quiera conseguir en una comunidad, siempre estará detrminado por el sello que les une, Israel y Chile, o Chile e Israel.
Más objeciones de otra naturaleza, intentaremos resolverlas en otro post.